En todo el mundo hay casi 350 millones de personas que padecen diabetes, y la Organización Mundial de la Salud nos advierte: en 2030 esta dolencia se convertirá en la séptima del mundo en cuanto a mortalidad. La diabetes es una enfermedad crónica, consistente en una producción de insulina por el páncreas insuficiente o de baja calidad. Un 90-95% de los casos corresponden a diabetes del tipo 2, y suele aparecer alrededor de los 49 años, asociada al sobrepeso, falta de ejercicio físico e hipertensión.

 

Parece que tomar frutos secos de forma habitual podría rebajar la incidencia de esta terrible enfermedad. Según el INC, y según el estudio “Prevención primaria de la enfermedad cardiovascular con una dieta mediterránea”, el consumo diario de 30 gramos de frutos secos reduciría la incidencia de la diabetes en un 52%. ¿Cómo puede ser esto? Los frutos secos reducen el índice glucémico, incrementando así la resistencia a la insulina, además de potenciar la función endotelial de los vasos sanguíneos y mostrar un factor antiinflamatorio.

 

Otro estudio realizado por la Universidad de Toronto (Cánada) explica que los diabéticos podrían sustituir los carbohidratos por frutos secos en sus comidas, observándose en este estudio que analizó a 117 individuos diabéticos tipo 2 y de sesenta años que mejoraron la energía de su organismo, consiguieron un mejor conrol del peso y de los niveles del colesterol.

 

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